Es julio en Barcelona, las escuelas han terminado el curso, las Universidades han terminado los exámenes. Hace mucho calor. Sombra y fresco son nuestro deseo inmediato. Nos viene a la mente una escena de película, seguramente la única escena diurna de “La Dolce Vita” de Fellini. Aislados bajo la sombra de una pérgola de cañas, en medio de la nada –o con el espacio velado por la fuerte luz de verano– Marcello Mastroianni con su máquina de escribir mantiene una conversación con la joven Valeria Ciangottini. La sombra de las cañas baña toda la secuencia, que es una conversación entre la niña y el adulto.
La Escuela Isabel de Villena no ha cerrado del todo. Un casal de verano convive con unos trabajadores que hacen mantenimiento. El patio está completamente orientado a sur y unas estructuras medio obsoletas dan a entender que ya se han intentado diversas soluciones para protegerlo del sol. En la ETSAB, han comenzado los cursos de verano.
Proponemos un Workshop experimental: un taller mixto para niños de infantil y primaria y estudiantes de arquitectura, para diseñar y realizar sistemas de sombra en los patios de las escuelas. En base a esta “necesidad arquitectónica” de hacer habitable en verano el espacio de juego exterior de las escuelas, proponemos a los universitarios que desarrollen sistemas de creación de sombra y, por lo tanto, de fresco, que puedan ser ejecutados con la participación de los niños y las niñas de las escuelas.
Los responsables de la Agenda 21 Escolar y del Consorcio de Educación de Barcelona se interesaron por la realización de esta experiencia piloto de cara a desarrollarla en el futuro de manera más extensa en los patios de las escuelas de la ciudad. La necesidad de sombra en los patios de las escuelas cuando llega el verano es un problema a solucionar por los técnicos del área de Instalaciones Escolares que podría llegar a convertirse en un proyecto pedagógico a desarrollar en el futuro dentro de las escuelas mismas con la participación de los niños y niñas.
Crónica del Workshop
Los niños visitan la Universidad. Dani Freixes, ataviado con su “sombrero”, proyecta películas hechas con sombras chinas. ¡Nunca se habían hecho tantas tonterías ni escuchado tantas risas en la sala de actos de la ETSAB! Los entornos del edificio Coderch se convierten rápidamente en un improvisado arenal.
En las sesiones universitarias, se profundiza “en abstracto” sobre las posibilidades del espacio definido para la sombra: el plano en sombra es dinámico y variable a lo largo del día; el material usado puede añadir complejidad a la sombra y crear un juego de intermitencias de luz y el sonido puede participar en la sensación de bienestar que nos remite a la sombra. Por encima de todo, se trata de un taller basado en el trabajo de equipo y donde la mayor parte del grupo tiene entre 3 y 9 años. Son estructuras mentales y capacidades físicas muy diversas, hay que tener ganar de sacar el mayor provecho posible de las virtudes de cada uno y que el proyecto se enriquezca.
Los mayores visitan la escuela Isabel de Villena para conocer el emplazamiento y para discutir con los niños sobre cómo les gustaría que fuese esta zona de sombra y, sobretodo, valorar con ellos las posibilidades reales de construir las ideas que rápidamente han imaginado en una improvisada lluvia de ideas colectiva.
Durante tres días construimos los cuatro proyectos acordados. Los niños nos sorprenden por su rapidez en la comprensión y ejecución y por la plástica que desprende el material que producen.
Finalmente, en el patio de Isabel de Villena es “de noche”, es “un árbol con hojas”, es “el fondo del mar” y está lleno de las “siluetas” de sus cuerpos que se desplazan por suelo y paredes. Seguramente, las sombras que produjimos han sido más efímeras de lo que el taller se proponía en un principio, pero la experiencia es la de haber construido un espacio mejor.