Hoy, en rabioso directo y con más rapidez que nunca, se está destruyendo el ecosistema de Collserola. El plan urbanístico vigente –Plan General Metropolitano de 1976– está llenando la montaña de casas unifamiliares aisladas, poniendo en juego la zona de ordenación en edificación aislada 20a/10, una calificación del suelo en flagrante incongruencia ecológica.
Construir una vivienda unifamiliar aislada de nueva planta en el Pasaje de la Salud de La Floresta, en el municipio de Sant Cugat del Vallès, implica edificar en el Parque de Collserola.
En una parcela en forma de polígono irregular de cinco lados, con una topografía de pendiente aproximada del 25%, se propone un edificio a cuatro vientos recogido en la parte suroeste del solar, formado por una planta baja y una planta piso. El acceso principal a la vivienda se produce en planta baja llegando desde el Pasaje de la Salud.
La casa se acomoda al terreno respetando y poniendo en valor la vegetación que actualmente puebla la parcela: encinas, robles y pinos blancos en su mayoría. Se mantienen todas las especies arbóreas existentes y se talan sólo los árboles afectados por la nueva construcción y los que amenazan caída, por lo que la vegetación y la topografía original permanecen inalteradas en más de un 40% de la superficie de la parcela.
El volumen edificado se desarrolla en tres cuerpos: el primero toma contacto con el terreno en su extremo sur y mantiene la alineación con el Pasaje del Gladiol. A partir de éste, nacen dos cuerpos consecutivos que giran hacia el norte dando lugar a un vestíbulo-jardín a sur. La decisión de fijar el primer cuerpo a la topografía hace que el resto de la edificación en planta primera pierda el contacto con el terreno natural. Así, la planta baja se desvincula del terreno en la fachada noreste, levantándose ligeramente por encima de la tierra. La idea de mantener la casa elevada sobre el terreno en una parcela con una pendiente tan pronunciada sitúa el volumen edificado en contacto visual permanente con la vegetación y el entorno. De este modo, la vivienda se convierte en un mirador hacia el horizonte y el paisaje.
En la planta baja se ubica el acceso principal desde el Pasaje de la Salud, a través de un porche rectangular, protegido por la vertiente suroeste de la topografía en pendiente del solar y cubierto por parte de la planta primera. La totalidad de la planta baja se apoya sobre un muro que contiene las tierras de la parte suroeste del terreno, y encara sus aberturas hacia el noreste. Esta planta contiene dos habitaciones dobles abiertas al este, un baño con la bañera en el exterior, la sala de maquinaria –caldera y depósito– y la escalera que la comunica con la planta primera.
En la planta piso se ubica el programa diurno, distribuido en los tres cuerpos unidos a través del espacio de la sala de estar. El primer cuerpo contiene la cocina y el comedor, el segundo contiene la sala de estar; estas tres piezas quedan unidas entre ellas. El tercer cuerpo contiene la zona de ocio, la de trabajo y la de servicios: una sala polivalente, un estudio y un baño completo. Cada una de las salas reconoce una orientación diferente: el despacho se abre a noroeste; la sala polivalente, a noreste; la sala de estar, a este; y la cocina y el comedor buscan el sur. En esta planta se sitúa también una entrada secundaria a la vivienda ligada al Pasaje del Gladiol, a través de un porche a suroeste y un vestíbulo-jardín.
La estructura portante del edificio –paredes, techos y cubiertas– se conforma mediante un entramado ligero de madera de pino y abeto, formado por una trama de elementos lineales de pequeña sección trabados entre sí mediante tableros OSB-3.