La calle Bon Viatge cambia de sección liberando plazas de aparcamiento a favor de los viandantes. En concreto, se suprime una de las dos franjas de estacionamiento haciendo posible la ampliación de las aceras, que se reparten a partes iguales la anchura de la franja suprimida. A la vez, la franja lateral que se mantiene al lado de la calzada central se convierte en una franja de servicio que permitirá el estacionamiento para abastecer a los múltiples comercios, ordenar los contenedores y ubicar en el espacio restante las zonas de aparcamiento reglado.
La singularidad de la calle Bon Viatge exige una transformación que ponga énfasis en su carácter cívico. La vía tiene un trazado diferente al resto de calles de los alrededores, es continua de extremo a extremo del municipio, ocupa el centro geométrico de la trama urbana, concentra los comercios del centro ciudad y tiene un referente monumental en la frontalidad de la fachada de la iglesia que le otorga un carácter de paseo más que de calle.
En la actualidad, la presencia del coche estacionado en la vía pública, el énfasis en los cruzamientos y la señalética de viario, la escasa dimensión de las aceras respecto a la actividad comercial, la tímida presencia de un arbolado fuera de escala, un alumbrado impropio y la mezcla de materiales y elementos urbanos, hacen casi invisible sus potenciales.
La nueva sección se acompaña de una nueva propuesta de materiales y elementos urbanos pensados desde la síntesis y la limpieza del espacio público, pero sin renunciar a sus capacidades evocadoras y de personalización de una calle que pide ser un paseo, que pide ser un auténtico buen viaje.