Pasarela de viandantes y bicicletas de unión de Barberà del Vallès con el Sector Baricentro
La pasarela recorre distintos ámbitos entre el final del núcleo urbano de Barberà del Vallès y el centro comercial Baricentro en un entorno intensamente infraestructural: la Ronda Sur, un talud viario, la Autopista del Mediterráneo, el Pasaje Sagrera, el Sector Baricentro perteneciente a ADIF y el espacio de separación volumétrica entre el actual centro comercial y la futura ampliación.
La propuesta de pasarela se enmarca en la Modificación puntual del Plan general municipal de ordenación de Barberà del Vallès, en el sector del centro comercial Baricentro. El primer complejo de estas dimensiones inaugurado en España amplía su superficie para poder competir con otros centros comerciales del territorio. El planeamiento establece la reserva de un vial de dominio público entre el actual edificio y la futura ampliación, y condiciona el aumento de superficie a la ejecución de una nueva pasarela de unión con el núcleo urbano de Barberà, que debe ser costeada por los titulares del centro.
La singularidad de Baricentro reside en su comunidad de propietarios, extensa y comercialmente muy diversa, algunos de los cuales asisten rituales de la vida del hogar que ya no se encuentran en los centros comerciales al uso. La dificultad de acuerdo entre las decenas de propietarios ha hecho que la ampliación del complejo permanezca todavía hoy paralizada.
La pasarela nace de la confluencia de dos estrategias, una paisajística que enfatiza la abstracción del trazo en un entorno definido por la gran infraestructura, y otra a escala de la persona que otorga un nuevo rol al viandante dentro de este paisaje viario.
La horizontal como trazo singular y pacificador
La primera decisión, de escala paisajística, consiste en asociar el trazo de la estructura de la pasarela a una línea horizontal que aporte claridad y autonomía en medio del embrollo de puentes y conexiones de geometrías solo atentas a la eficacia del viario. En un entorno surcado por la Autopista del Mediterráneo (AP-7), corredor comercial de ámbito europeo, demasiado decantado hacia la infraestructura, la gran escala y el imaginario de periferia, un trazo horizontal deviene, por sí solo, singular y pacificador.
La decisión toma fuerza al constatarse la coincidencia exacta entre los niveles superiores de los dos elementos a conectar, la cubierta del Centro Comercial y la Ronda de Santa María, situada en el altiplano de Barberà del Vallès sobre el congosto del río Ripoll. La línea horizontal establece des de la lejanía una relación visual entre los dos elementos a conectar, convirtiendo la infraestructura en un elemento de referencia paisajística. La monumentalidad del trazo horizontal desliga la pasarela de su entorno hostil y evoca la idea iconográfica de unión y de puerta a la plana del Vallès.
Un camino a celebrar
La segunda decisión, destinada al viandante y contrapuesta a la respuesta paisajística, tiene que ver con pensar el trayecto de la pasarela como un camino, haciendo hincapié en el viandante y en los atributos del camino: la geometría, la idea de goce en el recorrido y la eficacia de la relación entre los dos extremos, dos entornos públicos en un contexto geográfico sobrecargado de infraestructura. Un camino que viene de lejos y que deberá seguir hasta el cauce del río Ripoll y, más allá, del Besòs, haciendo posible un trayecto a celebrar: la bajada en bici de Sabadell al mar. La pasarela no solo resuelve una discontinuidad local y vehicula una pulsión comercial, sino que reinterpreta un territorio más amplio. El puente gesticula y con un trazado sinuoso en planta articula la unión entre el balcón panorámico de la Ronda de Santa María y la bajada al río Ripoll. Como final del arbolado que conforma la Ronda, se plantarán plátanos de gran porte, especie presente en el entorno, de referencia de los largos enfilados paisajísticos.
El recorrido serpenteante permite conseguir longitud suficiente y a la vez hacer un camino que mira a la lejanía. La pasarela tiene pocas patas, pocos soportes, por la densidad de infraestructura. Los soportes explican el tono festivo del acto de travesar por un entorno inhóspito, dan lugar a un puente andante, una pasarela que tranquilamente avanza y posa el pie eligiendo unos pocos puntos de apoyo. Una celebración del ir a pie, del recorrido urbano. La pasarela confronta la superestructura de acueducto y la fragilidad de la persona.
Un extremo de la pasarela desemboca en el pasaje de dominio público previsto por el planeamiento, charnela de la ampliación del centro. La decisión de entrar por la ventana del pasaje genera una segunda planta baja, un pasaje comercial a dos niveles que hace de corredor urbano para ciclistas y viandantes, al tiempo que se utiliza como extensión natural del centro comercial, galería de paseo destinada a la restauración que revierte una parte de las asimetrías de exposición y visibilidad de los locales comerciales del centro. La llegada de la pasarela da pie a interpretar la cubierta vacía y expectante del centro como plaza pública elevada, en contraste con el carácter privado del centro comercial.
Estructura
Para responder a la doble estrategia paisajística y de la persona, la estructura, compuesta de dos vigas-barandas y un tablón, se acumula a los lados en lugar de situarse bajo el puente. Cuatro son los condicionantes principales para la elección de la tipología estructural: el trazado parcialmente curvilíneo de la pasarela; el emplazamiento concreto de las zonas que admiten la disposición de pilares; la necesidad de mantener controlados los efectos que los esfuerzos torsores introducirán en la pasarela como consecuencia de la forma curvilínea de su planta; y el necesario descuelgue del tablón en los últimos 70 metres, cercanos al área de Baricentro, que impide el trabajo solidario de las dos grandes vigas-baranda, que avanzan solas hasta llegar al nuevo pasaje comercial.
La baranda-viga aporta una trascendencia jerárquica, hace de peana del paisaje lejano, subraya la experiencia paisajística del andar. Su monumentalidad recoge el paso frágil del viandante y sirve de soporte de los dispositivos de señalética del paisaje que prolongan la secuencia de señalización de la Ronda de Santa María.