La pasarela cruza aéreamente las líneas ferroviarias R7 y R8 de ADIF y la línea Barcelona-Terrassa de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya para comunicar los barrios de Can Ametller y Can Cabassa de Sant Cugat del Vallès y dar acceso directo a la estación Hospital General de los Ferrocarriles. De esta manera hace posible la relación entre el nuevo Parque Empresarial Can Ametller, convertido en una zona de crecimiento terciario que genera un flujo continuado de oficinistas, la estación Hospital General de FGC, el área del Hospital General de Catalunya y la Universitat de Catalunya, comunicación hoy en día dificultosa debido al corte que supone la infraestructura ferroviaria. Con este vínculo, la pasarela aporta vitalidad y permeabilidad territorial a la zona, y relaciona el Hospital General con un territorio lejano, ahora accesible, que puede devenir un espacio de goce para los pacientes.
La pasarela se desarrolla siguiendo la ley del atajo, del mínimo esfuerzo, del camino natural, con la suave gesticulación necesaria para absorber los diferentes condicionantes de gálibo, topografía y accesibilidad, sintetizando en un trazo sinuoso los principios de movilidad equitativa, sostenible, eficiente y segura previstos en el plan de movilidad local. La pasarela, convertida en un artefacto pasivo no mecanizado, redunda en la idea de camino, de circuito lúdico, y pone el énfasis en el acto de caminar como acción subversiva que permite reinterpretar el territorio y como herramienta estructural de transformación urbana. El puente establece una relación sensual con el paisaje, define una secuencia de episodios paisajísticos y de vínculos con el territorio.
Además de servir a las necesidades de permeabilidad territorial, conectividad estratégica y posibilidad de relación entre equipamientos, la pasarela reivindica el trayecto como espacio público. Se configuran unos tramos de plaza, espacios de estancia y contemplación que enfatizan la relación con el entorno cercano y el paisaje lejano y que definen un recorrido que entronca con la idea contemporánea de parque lineal. La pasarela se desdobla para dar intimidad al caminante y permitir el acceso a las dos andanas de la estación.
La estructura evita pisar el terreno ferroviario, eludiendo el difícil diálogo con entes inaccesibles obsesivamente preocupados por la protección de su ámbito y las tareas de mantenimiento y mejora de la infraestructura ferroviaria.
La construcción de la pasarela se resuelve con un único sistema constructivo basado en la adición de un número reducido de piezas prefabricadas que pone el énfasis en el tablón como cinta continua, no en el soporte.
La solana que cae en un puente que se desarrolla en dirección norte-sur hace necesario un sistema de sombra manipulando una malla de doble torsión a partir de la técnica de ganchillo, pero con todos los requerimientos de seguridad y resistencia. Esto permite generar un ámbito de bienestar a medio camino, un lugar donde detenerse.
.