Vivir la calle supone no entrar no salir de casa, no cruzar nunca el umbral de una puerta.
Quien no tiene hogar busca un sitio donde dormir en los accidentes arquitectónicos que la ciudad ofrece.
Lugares en los que mal dormir a veces queridamente convertidos en arquitecturas hostiles.
Barrar el paso a un porche con unas puertas, poner pinchos en el suelo o instalar bancos individuales… ¿son estas las soluciones para dirimir el sinhogarismo? En realidad, se trata de unos elementos de control ambivalentes que no lo castigan, pero lo excluyen. En definitiva, sugieren que no se es bienvenido. Estas barreras, además de desplazar físicamente el problema, lo invisibilizan.
Se trata de una idealización de la ciudad, de una estetización del espacio público que niega el conflicto. Un conflicto que por mucho que insistimos en rechazarlo, seguirá existiendo. Seguramente la negación sea un acto de autoprotección, ver a alguien durmiendo en la calle pone en evidencia nuestra fragilidad y la fragilidad del sistema en el que vivimos.
Es necesario activar visiones ignoradas, ampliar las definiciones superficiales del sinhogarismo e incluirlo legítimamente en la ciudad. Romper prejuicios y entender que el sinhogarismo cronificado acaba rompiendo los vínculos de la persona que, viviendo en ninguna parte, ya no tiene a ninguna parte a dónde ir. No está en la calle porque quiera, sino porque no tiene dónde vivir, una puerta de casa a la que traspasar, entrar y salir cuando quiera. Ni se lo merece ni se lo ha buscado. Las causas del sinhogarismo son estructurales.
La identidad sinhogarista se constituye a partir de lo que le falta, una vivienda. Una experiencia desubicada que siempre sucede en el abierto, en una transición continua de apropiación y reapropiación de la calle. Y cuando en éste aparecen barreras que lo impiden, directamente se criminaliza a la persona, se incrementa su estrés y ansiedad, se vulneran de pie, se dificulta el día a día.
Proponemos un extrañamiento, sacar las puertas de su percepción automatizada y llevárselas. Hacer visible esta invisibilización de la que hablábamos ya su vez, en una exposición sobre el hogar, hacer evidente que habitar se constituye en los tránsitos que van de la cama a la calle. Traspasando los umbrales que existen entre los espacios íntimos, privados, colectivos y públicos. Entramos en casa porque antes hemos salido de ella.
Fecha de Inicio | Julio 2022 |
Fecha Final | (En proceso) |
Título | Sin Hogar |
Misión | Proyecto y Dirección de Obras |
Tipología | Instalación Efímera |
Emplazamiento | Centre d’Art Santa Mònica. Barcelona |
Promotor | Centre d’Art Santa Mònica. Barcelona |
Autores | Francesc Pla, Eva Serrats y Daniel Cid |
Colaboradors | Gabriel Agirre (arquitecto), Juan Lemus (fotógrafo, Arrels Fundació) |