El señor y la señora vivían en La Floresta
En una casa en medio del bosque
Ya hacía tiempo que eran grandes y los hijos habían marchado
Y ellos vivían tranquilos y felices en su casa en medio del bosque
Sin hacer mucha cosa, disfrutando de los pequeños detalles de cada día
Se amaban mucho, con todo el amor acumulado de tantos años juntos
Ese día la noche era oscura, pero nada la hacía especial
Era como muchas de esas noches en medio de La Floresta
Ambos se acostaron a la misma hora y se hicieron un beso de buenas noches
Justo cuando cerraban los ojos se oyó un ruido muy fuerte, como una ráfaga infinita de viento
Como si pasara un demonio junto a su lado, a su mismo jardín repleto de árboles frutales
Él curioso dijo que iría a ver qué pasaba
Pero ella angustiada le pidió que se quedara en la cama
El caso es que subió la persiana, abrió el balcón y salió al jardín
En ese mismo momento el ruido se hizo tan grande que parecía que mil demonios pasaran corriendo, rugiendo y haciendo temblar el suelo como si pesaran un millar de toneladas
No era ningún demonio, eran los jabalíes que despertaban con la primavera, con los olores, las flores y el nuevo renacer
Después no se oyó ningún otro ruido, silencio profundo
La señora gritó, aún dentro de la cama pero no oyó ninguna respuesta
El cielo era mudo
El contraste era grande y la angustia infinita
Al final salió de la cama y fue hacia el jardín
Se encontró el señor tendido en el suelo, aplastado, pisado, inexistente
Ya no había señor, solo un grito enorme desconsolado y un dolor inmenso.
La señiora no sabía qué hacer, no sabía cómo vivir sin el señor
Al final, sin pensarlo, comenzó a hacer un agujero más profundo que su propia pena
Allí mismo, una vez terminó, metió el señor y le hizo un beso
No se veía capaz de que alguien se lo llevara lejos de su casa
Queria saber que estarían juntos a pesar del destino que llevó esa noche oscura
Éste era su consuelo, saber que él estaría a su lado
Cada noche le daba las buenas noches y cada día le daba los buenos días
Y así pasaron los días, muchos días, muchos días
Un verano, un otoño, un invierno y una nueva primavera
Erahora de regar el jardín
Entonces descubrió que un nuevo árbol brotaba
Lo miraba curiosa
Cada día se hacía más grande y más fuerte
Tuvo un florecer excepcional, eran flores que nunca se habían visto antes
Y con el verano llegó el momento de los frutos que parecían brotar con una fuerza sobrenatural
La forma no era conocida y cada día ella observaba el árbol, incluso con cierta preocupación
Una mañana al abrir la ventana vió que estaba todo lleno de una fruta ya hecha, ya completa
Se acercó, se acercó y se acercó
La sorpresa
Aquel árbol estaba lleno de una fruta que no era fruta, o tal vez sí
Estaba todo lleno de pequeños señores tal como él había sido, pero sin voz ni movimiento
Quizás si que era una fruta, una nueva fruta
Ella sonrió y sintió que la invadía una felicidad nunca imaginada
Recogió la fruta, con delicadeza y mucho amor
La peló, la coció, la azucaró e hizo una mermelada deliciosa, para chuparse los dedos
Y así por el resto de su vida feliz, aunque ya no podía desayuno con su amado señor tal y como había hecho hasta la primavera anterior…
Desde esta nueva primavera sí que se lo podía desayunar.