La Floresta es un barrio de montaña encorsetado por el Parque Natural de Collserola y por otras figuras de protección de la naturaleza. Al mismo tiempo, es una zona habitada bien conectada con Sant Cugat y Barcelona que cada vez recibe más personas dispuestas a residir aprovechando su entorno privilegiado y alejado del tráfico y la contaminación. Este hecho genera una presión sobre la vecindad existente, que se ve sustituida por la llegada de inmigrantes capaces de hacer frente a gastos más elevados por su vivienda. Este proceso de gentrificación, al estar ubicado en medio de la naturaleza, tiene dinámicas propias y, al mismo tiempo, precisa soluciones específicas.
Es así como nació el proyecto El bosc habitat (el bosque habitado), de la constatación de las dificultades para hacer frente a la sustitución del vecindario. La idea era abordar la problemática desde tres ejes: la construcción de vivienda pública -que había llevado debate años atrás por la tipología (bloques de pisos) y ubicación (demasiado cercana a la red natural protegida) propuestas por el Ayuntamiento de Sant Cugat, la reubicación de las unidades de vivienda en otros solares con menos impacto negativo sobre la naturaleza y la búsqueda de otras vías de acceso.
El Consejo de Barrio de La Floresta comenzó el 2017 un amplio debate sobre el tema que tenía que ir necesariamente acompañado del Ayuntamiento, y al que rápidamente se sumaron estudiantes y profesores de un curso de vivienda colectiva de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés (ETSAV) para poner una nueva mirada sobre el reto de la vivienda Florestana. Esto supone poner en marcha un debate de base con el consistorio, que proponía terminar de vender unos terrenos propiedad de la empresa pública municipal Promusa al Instituto Metropolitano de Promoción de Suelo y Gestión Patrimonial (IMPSOL), culminando así un convenio de años atrás.
D’aquesta manera, l’IMPSOL, que mai ha fet una promoció de lloguer social, s’hauria d’encarregar d’aquests nous habitatges, ubicats, a més, en una de les zones en conflicte d’anys enrere. La negociació amb el Consell de Barri va forçar una aturada de l’operació i així l’inici d’un ampli debat sobre l’habitatge a la Floresta, que havia d’implicar el veïnat per plantejar mesures estratègiques i concretes d’actuació tot tenint en compte les capacitats de l’administració local i les limitacions naturals de l’entorn.
És en aquest punt quan pren forma El bosc habitat, que va començar amb una passejada i un treball de detecció de solars de propietat municipal, no municipals i d’equipaments existents no municipals que poguessin transformar-se per tenir ús d’habitatges. Alhora, s’hi van detectar tres grans zones públiques de possible actuació: la plaça del Poble –que, per la proximitat amb l’estació, s’ha acordat transformar-la per encabir habitatges per a gent gran–, els solars del bosc en disputa durant els anys anteriors i les casetes dels mestres, que estan immerses en un procés de transformació per encabir una mena de masoveria urbana transformada davant la negociació i el pas del temps en una promoció d’Habitatge de Protecció Oficial (HPO).
De la mà dels estudiants de l’ETSAV s’ha reflexionat sobre l’habitatge amb la visita a l’exposició Màquines de Viure. Flamenc i arquitectura en l’ocupació i desocupació d’espais, amb una excursió per la Floresta amb el científic, geògraf i especialista en medi ambient, Martí Boada, i la recollida de fotografies de la vida a la plaça del Poble, per veure com la transformació de l’espai podria condicionar o millorar les dinàmiques socials que es donen al principal punt de trobada, socialització i veïnatge del barri
Paralelamente, los estudiantes de la ETSAV trabajaron sobre las vías de acceso a la vivienda, lo que se transformó en una exposición inaugurada en junio de 2018 donde se recogían propuestas de actuación para la plaza, para zonas naturales, para las casas de los maestros y, con una mirada más amplia, sobre la vivienda unifamiliar. La muestra tuvo visitas guiadas y la voluntad de introducir elementos en el debate vecinal.
El proceso acabó con una reunión con el Ayuntamiento de Sant Cugat en la que se debatieron las acciones dispuestas a realizar y las que quedaban abiertas a más debate vecinal. Asimismo, se lograron una serie de compromisos, entre los que se incluía la creación de un Observatorio de La Floresta, que analizara y diera respuesta al crecimiento del barrio con una mirada importante sobre el acceso a la vivienda. Este proyecto, vinculado al Consejo de Barrio, se convierte en un espacio propio que supera El bosc habitat.