Para un Congreso sobre Vivienda Colectiva Sostenible, siendo éste un concepto que se ha acotado adjetivando agregativamente y siendo nosotros un equipo que trabaja desde el proyecto, proponemos una aportación desde la descripción de casos concretos: proyectos que nos han llevado a plantearnos cómo podrían ser hoy en día los lugares para la vida colectiva.
En primer lugar, presentaremos tres proyectos más o menos simultáneos que abordaron por separado una mirada sobre la vivienda, sobre la colectividad y sobre la sostenibilidad. El objetivo es empezar haciendo una traducción de los términos que nos permita abordar el tema desde nuestro propio vocabulario, es decir, el que surge formulando y desarrollando enunciados, que son deseos que buscan la manera de convertirse en realidades. Este texto responde a esta parte.
En segundo lugar, tres proyectos de arquitectura de vivienda colectiva sostenible, desarrollados desde el activismo, la docencia y el encargo profesional, respectivamente.
Vivienda + Colectiva + Sostenible
Lo SOSTENIBLE o Tratando de ser Ecológicos
El término de Sostenibilidad, hoy en día ampliamente asumido, padece de ser excesivamente abstracto. Todo el mundo –o casi todo– está ya de acuerdo en que hay que ser sostenible, pero no se palpa que la humanidad esté organizada para conseguirlo. Seguramente ello se debe a la juventud del término. No fue hasta 1987 cuando, en las Naciones Unidas, la primera ministra noruega Gro Bruntlanden lo incorporó en el informe Our common future, definiéndolo de la siguiente manera: «El desarrollo es sostenible cuando satisface las necesidades de la presente generación sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para que satisfagan sus propias necesidades». Es decir, “Dejemos un mundo mejor –o, como mínimo, con iguales posibilidades– del que nos encontramos cuando nacimos”.
El mensaje llevaba implícita una visión clara de la finitud de los recursos del planeta, una crítica a cómo la humanidad ha sobreexplotado el medio sin respetarlo, y una llamada con tildes apocalípticas a un cambio de actitud. Ser sostenibles como deber ético de escala planetaria.
Pero cuarenta años más tarde nos encontramos todavía con casi todo por hacer. Parece que el asunto está en manos de los gobiernos y las grandes organizaciones transnacionales con agendas y objetivos por conseguir de cara al 2020, al 2030, al 2050. Pero, como ciudadanos, ¿qué podemos hacer para actuar de manera sostenible?
Ensayo General, FAD, 2015
Nos encontramos de frente ante esta cuestión cuando nos encargaron el comisariado y diseño de una exposición sobre el diseño sostenible. Concretamente, se trataba de exponer ejemplos de cómo las distintas ramas profesionales del diseño –de espacios, de gráfico, de producto, de comunicación, etc.– estaban dando respuesta “desde el diseño” a la necesidad innegociable de ser sostenibles.
Nuestra primera respuesta fue cambiar el enunciado por otro nuevo. Cuestionar el “qué” y el “cómo”. ¿Qué pasaría si, por un solo día, actuáramos de manera plenamente sostenible? ¿Qué y Cómo deberíamos diseñar para conseguirlo?
De este enunciado nació un reto concreto: celebraríamos un Banquete Popular, Suculento y Sostenible. Más concretamente, 900 personas comerían muy bien y muy a gusto, como en una gran celebración gastronómica al uso, pero en la que el todo y cada una de las decisiones tomadas para llevarla a cabo propusieran una alternativa más sostenible.
Todo se ponía en cuestión: ¿Cómo se producen los alimentos? ¿De dónde vienen? ¿Cómo se transportan? ¿Por qué se desechan los alimentos feos? ¿Por qué todo está empaquetado? ¿Cómo se cocinan? ¿Cómo se consumen? ¿Por qué desperdiciamos tanto? ¿Dónde van a parar los residuos? ¿Qué residuos se generan? ¿Qué pasa con ellos?
Ensayo General se convirtió en un ensayo de sostenibilidad a escala urbana, que necesitó tejer alianzas con el territorio y con mucha gente. Científicos, activistas, vecinos, chefs, transportistas, panaderos, periodistas, …y diseñadores participaron en este evento que fue adquiriendo estructura de gran coproducción.
Lo COLECTIVO o El mundo del Co&Co
La vida colectiva existe desde el origen de la humanidad. De hecho, comunicarse, compartir o convivir son verbos que definen a la humanidad.
En los últimos años, en Barcelona, en Cataluña, en España, hemos vivido un resurgir de la consciencia colectiva. Muchísima gente ha vuelto a movilizarse y ha surgido un nuevo activismo, renovado y emancipado, que ya no solo reúne personas bajo una reivindicación común, sino que lo hace con el deseo de proponer alternativas y, por lo tanto, de proyectar colectivamente.
Arquitectura Cooperativa, Barcelona, 2015
Jornadas sobre participación ciudadana en el COAC
Ante esta creciente voluntad de una parte de la ciudadanía de formar parte de los procesos de transformación de la ciudad, propusimos al Colegio de Arquitectos de Catalunya la celebración de unas Jornadas profesionales monográficas completamente centradas en el papel activo de los arquitectos dentro de los procesos participativos y en definir las herramientas necesarias para que la participación real fuera posible, útil y sobretodo satisfactoria.
Las jornadas estaban dirigidas tanto a arquitectos que, como ciudadanos, forman parte de procesos participativos concretos como a los que, desde su rol profesional dentro de las administraciones, tienen la necesidad de integrar los procesos de participación en su trabajo de servicio a la ciudadanía. Los objetivos eran: compartir formación en herramientas y metodologías de participación ciudadana; definir unas condiciones adecuadas para el desarrollo de los procesos de participación; promover el rol útil del arquitecto en proyectos y procesos de participación ciudadana; y compartir conocimientos y coordinar iniciativas.
Las Jornadas se concibieron en base a tres puntos de partida. En primer lugar, el reconocimiento y la contextualización de una realidad social emergente: la demanda y el deseo creciente de la ciudadanía de formar parte de los procesos de transformación de la ciudad. Las formas habituales de diseño urbanístico y arquitectónico se ciñen a un marco de intereses que excluye la mayor parte de agentes implicados y/o afectados por la transformación, principalmente vecinos y usuarios del espacio. El objetivo de los procesos participativos es incluir estos agentes en el proceso de diseño urbanístico y arquitectónico del espacio.
En segundo lugar, reconocer el valor y la poesía de la Inteligencia colectiva a la hora de desarrollar un proyecto. Buscar mecanismos para hacer posible la cocreación. El diseño participativo consiste en encontrar vías inclusivas para integrar los diferentes agentes que intervienen en un proyecto urbanístico o arquitectónico. Estos proyectos se articulan en el contexto de una forma adaptativa y orgánica. Un proceso colaborativo, creativo y abierto devuelve la capacidad de decisión a los agentes y expertos locales. Pero hay que aprender a jugar en los mundos CO.
Por último, reconocer las carencias en las condiciones actuales y proponer cambios, tanto en el mundo de la docencia, como en el de las administraciones públicas.
El primer y principal éxito de las jornadas fue su propia celebración, ya que era el primer contacto del Colegio con la arquitectura cooperativa y la participación, lo que permitió llegar a gente que hasta el momento no había participado activamente de las actividades de la institución.
La VIVIENDA o Un lugar donde vivir
En el término hay implícita una noción de protección, de lugar donde se satisfacen y aseguran las necesidades básicas. Por lo tanto, en nuestra cultura, de separación de la vida doméstica de la vida mundana. El refugio versus la intemperie.
Piso Cero, Barcelona, 2015
Piso Cero es un proyecto de vivienda experimental.
Arrels Fundació, una organización de Barcelona que ofrece ayuda a las personas que viven en la calle, se encontraba con una frustrante dificultad para atender a algunos de los usuarios, que rechazaban el ofrecimiento de un techo donde pasar la noche.
Las razones eran varias. Unas, de índole psicológica, apuntaban a un miedo al “volver a tener y volver a perder”. Otras venían del rechazo a dejar vacante un lugar fijo y propio conseguido en la calle. Pero había también una razón por la que debíamos tratar de ser útiles desde lo que nosotros, como arquitectos, sabemos hacer. El caso es que, para algunos de ellos, ir a un piso, a un hostal o a una residencia significaba tener que amoldarse a unas normas básicas de convivencia que les resultaban imposibles. Tener que abandonar el perro y el carro en la calle, no poder fumar, no poder salir, tener que ducharse obligatoriamente. No había fórmulas de alojamiento válidas para su caso y rechazaban la ayuda, cronificando su situación.
Arrels nos planteó experimentar un tipo de alojamiento distinto, asociado a una adaptación de sus propios protocolos de asistencia con voluntariado. Lo nombraban “alojamiento de baja exigencia” y planteaba un cambio de actitud: no ofrecer la solución, sino buscarla en los mismos usuarios y adaptarse a ellos. Diseñar después de escuchar.
Esta situación nos permitió pensar en la vivienda de una manera renovada desde lo esencial, no dando nada por hecho, escuchando en primer lugar a los que no tienen vivienda y habitan en la calle. Los sin techo construyen ciertas formas de protección, de cobijo y de vida social y doméstica a la intemperie.
Vivienda Colectiva Sostenible
Después de repasar estos tres conceptos, Vivienda + Colectiva + Sostenible, entendemos que de lo que estamos hablando es de “vivir juntos bajo un mismo mundo». Hablaremos, pues, de la Arquitectura de la Convivencia Doméstica, entre la persona y con el medio.
Hemos vivido en colectividad desde siempre, en cuevas, casas, poblados, formando barrios y ciudades sin existencia ni necesidad de proyecto alguno. Solo las comunidades muy concretas, como las religiosas, vivían colectivamente bajo un modelo arquitectónico de convivencia. Hasta llegar la industrialización y la necesidad de alojar a mucha gente, con pocos recursos y escaso tiempo.
Con esto, hemos vivido el debate sobre el tratamiento de los espacios semipúblicos, la variabilidad de tipologías, la adaptabilidad en el tiempo, el carácter que, por su dimensión arquitectónica, infiere la vivienda en la ciudad. Pero la vivienda colectiva, como proyecto arquitectónico de vida en colectividad, consiste en el diseño de unas condiciones para la convivencia.