Un puente, o una pasarela, tiene en su sentido más básico el objetivo de unir dos puntos separados por un desnivel o un elemento que imposibilita hacer un camino sin tener que elevarlo. Cuando el paso está pensado para viandantes, como seres muy vulnerables ante el tráfico, el entorno condiciona absolutamente qué solución se elige para salvar el obstáculo.
Esto es justamente lo que se ha encontrado Leve Projects en dos proyectos diferentes que ha desarrollado. El primero, en Barberà del Vallès, con el objetivo de unir el núcleo urbano del municipio con la futura ampliación del centro comercial Baricentro atravesando la AP7. El segundo, en Sant Cugat del Vallès, con la voluntad de unir un nuevo espacio de oficinas y comercio con la estación de Ferrocarriles de la Generalitat del Hospital General de Catalunya salvando la línea de Renfe y la de los propios Ferrocarriles.
Aunque en esencia en ambos casos se trata de unir un punto A a un punto B, los condicionantes del entorno han acabado planteando soluciones muy diferentes. En el caso de Barberà del Vallès, el puente tiene que cruzar una autopista en una zona de nudos con otras carreteras, además de una carretera lateral y salvando un desnivel, ya que el pueblo está a más altura que el centro comercial. Esto ha acabado desarrollando un proyecto rígido, con vigas funcionando como barandillas que, además, protegen al peatón del ruido y de la visión de la carretera. De hecho, tal como se ha diseñado el proyecto, al caminar por el puente se podrá ver el horizonte y las montañas del fondo, también como símbolo de la continuidad del camino una vez atravesado el centro comercial, pero no se verá la carretera hasta que no se llegue al aparcamiento del Baricentro.
En el caso de Sant Cugat del Vallès, aunque la línea de Renfe queda enterrada, el entorno todavía tiene valores naturales y campos de cultivo. Además, solo tiene que atravesar dos vías de tren que no representan un impacto tan grande como la autopista a su paso por Barberà. Por ello, el puente por el que se ha optado funciona más bien como un camino elevado con pequeños pilares y un arco para cruzar la vía de Renfe, que hace una zanja en el terreno. El camino juega con subidas y bajadas suaves y una barandilla en forma de celosía que permite ver el paisaje, solo más elevada a su paso por encima de las vías, lo que también se ha aprovechado para crear espacios de sombra donde poder detenerse durante un momento para descansar o disfrutar del paisaje.
En estos dos proyectos se puede ver claramente cómo cada entorno precisa de unas soluciones diferenciadas. El puente del Baricentro no tendría sentido en Sant Cugat ni a la inversa. Si se quiere fomentar el transporte público acompañado de los paseos o la bicicleta para ir a trabajar, hay que pensar en las sensaciones y las necesidades de las personas para evitar que la persona se sienta insegura o quitarle la posibilidad de tener un paseo más distendido sin tener que estar protegido innecesariamente por una estructura rígida. Igualmente, en ninguno de los dos casos hay que hacer grandes obras de ingeniería ni diseño superfluo, sino mirar cuál es el problema a resolver teniendo en cuenta la seguridad y evitar que los peatones hagan más esfuerzos de los necesarios.